Eurípides dice «lo esperado no sucede porque es lo inesperado lo que acontece, lo que realmente puede cambiarnos la vida». Sin embargo, dejar espacio para lo imprevisto, para eso que escapa de nuestro control requiere tener ante todo un corazón receptivo y mente abierta.
Los sociólogos a menudo dicen, que las personas como si pudiéramos predecir qué va a pasar mañana, pasado hasta incluso la semana próxima. Al ser tan terco aveces y pensar que tenemos todo bajo control hace que no sepamos como reaccionar, cuando sucede algo que no esperábamos.
«Esperar lo inesperado es señal de un espíritu profundamente moderno»
Oscar Wilde
Esta conducta se explica por un principio simple: nuestro cerebro debe sentir que todo lo tiene bajo control, a el no le interesa si somo felices, lo único que desea es que sobrevivamos.
Todo aquello que entre a la frontera de lo imprevisto o en la región de lo inesperado, el cerebro lo interpretara como una amenaza o como el eco de un batallón que enarbola un estandarte muy concreto: el del peligro.
Una realidad muy concreta que cabe destacar es que las personas que experimentas más inseguridades, sueles desarrollar a su vez una necesidad de mayor control sobre si mismo y los demás.
Aprender de los niños: grandes amantes de lo inesperado
Basta con enseñarle a un bebe algo inesperado o nuevo y podremos ver como depositan su atención, quedan fascinados al segundo que todo salga de lo normal, algún objeto colorido, con figuras irregulares o que desafíen la lógica.
Los bebe tienen una capacidad natural para quedar cautivados por lo inesperado de su entorno. Pero los adultos hemos perdido esa capacidad que tanto estimula nuestro aprendizaje.
Estudios hechos por la Universidad Johns Hopkins por la psicóloga Aimée Stahl indican que los bebés entre 9 y 11 meses siente predilección por todos los estímulos fuera de lógica.
Esto se demostró realizando un curioso experimento con un grupo de bebes, se puso a su disposición dos tipos de juguetes: uno parecía atravesar las paredes y otro que simplemente rebotaba contra.
Los pequeños mostraron mayor interés por el que parecía realizar algo imposible: atravesar la pared. Los expertos concluyeron con estas pruebas que los niños más pequeños están programados para fijarse en lo inesperado.
A medida que crecemos todo lo que nos podría resultar inesperado suele parecernos muy a menudo como algo que escapa a nuestro control, y que por lo tanto puede resultar peligroso.
Cuando nos encontramos atrapados en una situación nueva, para la cual no estamos preparados, solemos experimentar angustia y estrés. En lugar de quedar atrapados en las alambradas del miedo, permitámonos de vez en cuando volver a ser niños para asombrarnos.
Deja un rinconcito para lo inesperado en tu vida
Manten las puestas de tu corazón entreabierta, para permitir el paso de las brisas nuevas, alegres y revoltosas de vez en cuando: porque seguro no te hacen daño. Has un espacio tu vida para lo inesperados, lo que no esperas y se encuentra muy alejado de tus objetivos.
El reino de lo inesperado puede ser mas provechoso de lo que pensamos, incluso, grandes exploradores han descubierto continentes enteros bajo los designios de la casualidad, muchos investigadores han hecho aportes significativos a la ciencia influenciados por lo desconocido.
Contextualicemos esto con la realidad para poder entenderlo mejor. Puede que en nuestro trabajo todo nos parezca satisfactorio, pero en él hemos hecho una buena amistad que a su vez nos ha iniciado en un hobby que nos encanta.
Este hobby ademas de encantarnos, nos enriquece emocionalmente e intelectualmente, hasta el punto de dedicarnos de forma profesional y al montar nuestro propio negocio conocemos también al amor de nuestra vida.
Así podemos ver que una cosa nos puede llevar a otra, saltamos de piedra en piedra en este río imparable de nuestra existencia, casi sin darnos cuenta.