Aproximadamente hace 15 años que mi viejo ya no está. Sin duda él era mi compañero de vida. Mis plantas me recuerdan a ese hombre amable y amoroso. Por eso, cuando las cuido de cierta madera lo estoy rindiendo un homenaje.
Mi esposo era muy lúcido ya que a veces me comentaba que no era necesario que tengamos tantas plantas, pero cada vez que salíamos juntos me decía: «oye Nanita, ¿y si compramos esta plantita?». No había duda que amaba la naturaleza y me enseñó a vivir en esta filosofía.
Hoy en día vivo junto a mi hijo, aunque no pasa mucho tiempo en casa. Por eso, las plantas y los animales son mi compañía fiel. Les doy cariño, les hablo, me distraigo con ellas. Yo sé que tengo que leventarme todos los días y tengo mi rutina ya definida.
Yo pienso que las plantas poseen vida propia. Me pongo muy triste cuando veo que secan o se le cae una hojita, porque sé que ellas sienten. Los mejores ingredientes para ellos son: el agua y mucho cariño.
No me agrada emplearle cosas que no sean naturales. El otro día me obsequiaron unas vitaminas y se me murieron, por lo que nunca más les puse algo que no sea los ingredientes principales.
Yo creo que otra de las razones por las que me gusta tanto tener un rincón verde es porque cuando era pequeña me crié en Santiago Chile, en un lugar donde solo se veía cemento. Sin ninguna plantita y mucho menos algún animal.
Por esa razón, supe que cuando me casara me iba a dedicar a criar de todo. Y lo cumplí, nos fuimos a Colina hace 40 años y ahí se desarrolló ese gusto.
Mi nieta siempre dice que no tengo plantas, tengo personas, ya que les hablo y las trato de humaniza, y está en toda la razón. Me paso el día entero conversando con ellas.
Les pregunto: «¿Mijita por qué está tan seca? ¿Qué le pasó, le falta agüita?». Yo creo que los vecinos deben de pensar que estoy loca, pero igual les encanta mi casa. En una oportunidad, uno de ellos me ofreció comprarla porque le gustaba mis árboles.
María Eliana de 84 años de edad, secretaria de unos de los clubes de Colina por más de 14 años. Hace ejercicio, vende huevos y enseña a hacer libretas y cajas con cintas.