La persona que te rompió no puede ser la misma que te arregle

No, la persona que te rompió el corazón no puede volver a recomponerte, no cometas el error de volver con la persona que te lastimó, no es quien podrá sanar tu herida.

«Figurita repetida, no completa el álbum»

No volvamos a una relación que nos dejo fuerte heridas emocionales, que el miedo a estar solos no nos ate a un individuo que no aporte nada positivo en nuestra vida. Al principio nos costara retomar nuestra vida. Pero si nos esforzamos lograremos nuestros objetivos.

Al romper con ese vinculo, tu mente se llenó de razones que te empujaban a una vida sin esa persona. Dolía y seguramente seguirá doliendo, pero querías convencerte de que el o ella no era lo mejor para ti.

Todo aquello de lo que huimos está condenado a repetirse

El tiempo paso y estos conflictos vuelven a nuestra vida, la desconfianza, el dolor de una herida mal curada. Todo aquello que dejamos sin resolver, esta condenado a repetirse. Freud teorizó este hecho en su libro el principio del placer, lo denomino como compulsión de la repetición.

Todos tropezamos con la misma piedra al final, eso es lo que en pocas palabras logro demostrar este medico. Cuando nuestra piedra es el establecimiento de una relación, recaemos en ella de manera sistemática.

El hecho de que las piedras con las que tropezamos tengan «nombre» o «estilo de persona» o simboliza que tendemos a caer en el mismo tipo de relación, genera dependencia emocionales.

Esto es lo que nos hace buscar en otra relación, lo mismo que dejamos atrás. Por lo tanto solemos encontrarnos con problemas similares, a pesar de estar en una relación distinta.

Si no reflexionamos, no nos replanteamos nuestras decisiones o nuestra manera de relacionarnos, estaremos condenados a repetir los mismos errores.

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Paulo Coelho

Cuando algo se rompió por dentro, ya nada es igual

Cuando nos rompemos, cuando tenemos un dolor muy adentro, lo que más deseamos es estabilidad, bienestar, el mismo que generar el tener una persona a nuestro lado. Esa incertidumbre genera la certeza de que «todo lo que vivimos fue mejor por estar acompañados»

Las relaciones dependiente fueron construidas sobre las bases de de un apego disfuncional, pero esto es algo que podemos superar por medio de la reelaboración continua, que nos ofrecen nuestra experiencias y reflexiones.

El cambio lo construiremos con la formación de nuevos vínculos de apego, en la pérdida de ciertos vínculos y en el cambio. Con la experiencia que hemos vividos, cada una diferente a la otra nos permiten evitar buscar relaciones fundadas en la dependencia.

El arreglo de nuestras grietas emocionales debe correr a cuenta de nosotros mismos. Reconstruirnos es una labor propia, nadie mas tiene el poder ni la responsabilidad de lo que hagamos.

Seamos conscientes de que todo proceso de cambio lleva consigo dolor y esfuerzo. Y no trates de buscar a quien te rompió el corazón.

Desapegarnos del dolor nos ayuda nutrir nuestra autoestima

Soltar y alejarnos de los vínculos que nos han dañado, significa liberarnos, crecer y crear una nueva vida. Una que crece respirando oxígeno psicológico de una atmósfera fértil para el cambio.

Echar tierra al dolor, no garantiza la prosperidad en una relación. Debemos poner punto y final a una relación que nos afecto para dar el siguiente paso.

La consecuencia inmediata de lograrlo es la reconstrucción de uno mismo y la armonía de nuestro interior. Se trata de ser honesto y exigentes con nuestras compañías emocionales.