Si prestamos atención a lo que habita los tachos de basura de una casa, nos hace pensar que, como su nombre lo indica: “es basura”. Pero, si nos acercamos y nos detenemos a observar en detalle. Lo que estamos teniendo es una sumatoria de materiales, restos de comida y orgánicos.
Ahora bien, cómo hago para no tener más tacho de basura? Bueno, si seguís estos principios y te adaptas a los nuevos hábitos te puedo asegurar que no vas a tener más “basura”. Son 7 principios que nos ayudan a vivir más conectados con la naturaleza y nos ayudan a cambiar nuestros hábitos de raíz:
1- COMPOST: la práctica en nuestros hogares nos ayuda a eliminar hasta un 50% de nuestro tacho de basura. Se pueden armar de varias formas, puede ir en la tierra, en cajas apiladas. También existen muchos emprendedores con sistemas de compostaje.
Básicamente en la compostera, colocas todos los orgánicos que salen de tu cocina, cáscaras de verduras, frutas, cáscaras de frutos secos, hojas secas, etc. Lo importante es mantener el porcentaje de 50% seco 50% húmedo y si conseguís lombrices, aún mejor porque aceleran el proceso de convertir estos orgánicos en tierra súper fértil para tus plantas.
2- RECHAZAR: todo aquello que de verdad no necesitamos en casa, por ejemplo bolsas de plástico, que se reemplazan por las de tela, ropa que nunca usamos, artículos de limpieza, o de cosmética que al final es más de lo mismo. Esto nos ayuda a no tener tanto que clasificar luego.
3- REPENSAR: nuestros hábitos de consumo. Un ejemplo es ser planificador a la hora de hacer las compras, por ejemplo si vas a comprar, llevas las bolsas, o frascos para traer a casa las legumbres o frutas. Otro ejemplo es repensar nuestros hábitos de limpieza, para no utilizar productos químicos y no contaminar el agua.
4- REDUCIR: dentro de lo que necesitamos para nuestro hogar, reducir todo lo que podamos, siendo conscientes de lo realmente necesario para vivir. Aplicar el minimalismo en nuestras vidas. Tener lo justo y necesario.
5- REUTILIZAR: es importante aplicar la reutilización y darle una vida útil a todo lo más que podamos. Por ejemplo latas de metal frascos, ropa, etc. Acá se despierta la creatividad en cada uno.
6- RECICLAR: si aplicamos bien los cinco pasos anteriores, lo que llega a la separación de materiales va a ser poco. La idea es que todo lo que usamos sea lavado y secado. Dividido en cinco categorías: metal, vidrio, tetra pack, papel y plásticos. Y llevado a centros de reciclaje.
7- VIDA CASERA: en esta parte nos referimos desde preparar nuestros alimentos hasta fabricar con nuestras manos lo más que podamos o andar en bicicleta en vez de usar el auto. Y si vamos a comprar, comprarle a la gente emprendedora que fabricó lo que vende de manera artesanal o casera, no industrializada. De esta forma reducimos el consumo industrial que contamina a escalas más altas y que es difícil de controlar. Entonces si baja la demanda, la oferta se va a reducir.
De esta forma, con el 40% rechazado, repensado, reducido, reutilizado y reciclado. Nos queda un 10% que esta formado por restos de alimentos y “cosas” que no se pueden reciclar. Los restos de comida, se puede cocinar a nuestras mascotas y reducir el consumo de alimentos para perros. Y con las cosas que no tienen reciclaje y tampoco se les puede dar una vida útil, les invito a que las guarden como si fuera un museo casero de las cosas que van quedando, y pueden jugar a que cada vez sean menos.
Trabajemos entre todos para transformar el mundo en el planeta amoroso que deseamos vivir.
Autor: Iane Vukosich