La sociedad por naturaleza destaca ser un profesional como un máximo logro del ser humano, sin preocuparse por el crecimiento mental y emocional de los individuos.
Normalmente las personas consideran el convertirse en un profesional como un sinónimo de alcanzar el éxito, dado que es un logro que incrementa la posición social de las personas.
Esta forma de pensamiento se centra en el reconocimiento del crecimiento profesional, las victorias y los logros como características que miden el valor de cada individuo. De esta forma la sociedad se divide entre quienes alcanzan dicho estatus y quienes se quedan atrapados en esta búsqueda inagotable del éxito.
Al resaltar el valor profesional de las personas, se deja de lado su desarrollo humano. Por lo que se premia a quienes cuentan con determinados cargos, responsabilidades o títulos sin prestar atención las actitudes, pensamientos, sentimientos y el comportamiento de los individuos.
Es debido a ello que muchas veces se observan como los jefes, supervisores, líderes, presidentes y encargados, tratan con desprecio y soberbia a quienes se encuentran bajo su dirección. Debido a que su posición y cargo, le brindan un privilegio, que utiliza a su favor para reforzar su dominio y controlar a otros.
De esta forma, no importa si se trata de una persona con estudios, educación, respeto, empatía y consideración. Ya que su cargo profesional le brinda un mayor estatus dentro de la escala social, mientras condena a otros más aptos y habilidosos por estar en una posición menos privilegiada.
El desarrollo humano tiene el mismo valor que ser profesional
Los logros profesionales tienen gran valor para el crecimiento del individuo en el ámbito laboral, aunque dicho éxito no es un sinónimo de mayor poder o conocimiento. Al contrario, se trata de un complemento del carácter y del desarrollo humano y emocional.
Quienes olvidan prestar atención a su desarrollo emocional y sentimental, se condenan a sí mismos a una vida llena de arrogancia, soberbia y egoísmo. Debido a que se centran en el éxito profesional como el único aspecto importante de sus vidas.
Es por ello que lentamente sumergen sus vidas en una rutina donde el desprecio a otros forma parte de su ser, debido a una falta sensación de supremacía. Una actitud que se refleja sobre sí mismo y que no permite el florecimiento de su propio desarrollo.
De ahí la necesidad de priorizar el crecer como una buena persona, antes de destacar el éxito de los individuos. Dado que es fácil que el ser humano deje que la soberbia y la arrogancia formen parte de su vida, dejando de lado la empatía, comprensión y ayuda natural de las personas.
Es necesario que las personas recuerden y se centren en aceptar, respetar y comprender el valor de otros, sin mirar el cargo, nivel de estudios, posición social o dinero de cada individuo. Dado que todos tienen la capacidad para destacar y cumplir sus sueños, sin tener que pisotear o despreciar a otros.
El crecer a nivel profesional es un logró personal, pero no es una excusa o un motivo para impedir o burlarse de los sueños, metas y objetivos de otras personas. Al contrario, es una posición que brinda la experiencia y las vivencias necesarias para convertirse en un referente de lo que brinda el esfuerzo y el sacrificio.
Precisamente por ello, es que se debe comprender y apreciar al ser humano como individuo, incentivando al crecimiento emocional y profesional en partes iguales. Debido a que ambos aspectos son fundamentales para su desarrollo dentro de la sociedad y de las distintas relaciones que posea.
De nada sirve convertirse en un jefe o en un encargado, sino se posee la calidad humana capaz de incentivar, motivar y respaldar a quienes se encuentran bajo su cuidado. Ya que quienes se encuentran en posiciones superiores tienen la responsabilidad de educar y animar a los subordinados a crecer y alcanzarle y no de utilizar dicho privilegio para su propio beneficio.