Existen padres que no llegan a aceptar a que sus hijos ya crecieron, por lo que resisten a dejar paso a todo lo que debe suceder, por ley natural.
El tomar su propias decisiones, iniciar relaciones afectivas, experimentar errores y descubrimientos, comprometerse en sus propias metas personales y lo más importante, formar su propia familia.
Cada uno de estos pasos o procesos son parte del desarrollo de un individuo, pero los padres y madres llegan a ser percibidos como unas amenazas para cumplirlos.
Cuando hablamos de amenaza ¿a qué nos referimos? Específicamente la hiperpaternidad, es decir, que encuentra su sentido por medio de la hiperprotección y el cuidado.
Los atisbo de independencia o intento de reclamación de espacios propios suponen un poco más que un ataque a la identidad de los progenitores.
Es importante que las mujeres y los hombres recuerden cuando decidieron ser padres en un determinado momento, por lo que y ano se conciben a sí mismos de otro modo.
Sin darte cuenta, puedes adquirir un papel autoritario camuflados en portadores de un amor incondicional, lo cual resulta un efecto de envenenamiento, por lo que no deja de crecer y aún menos ser.
Hannah Arendt, filósofa expresó que «existe familias que aseguran estar cumpliendo con su deber, pero lo que en realidad hacen es crear conflictos generacionales y herir de muerte«.
¿Por qué los padres no han aceptado que sus hijos han crecido?
En el preciso momento en que decides ser padre, adquieres esa sensación de ser equilibrista. Por lo que, hay que ofrecer amor y, sobretodo, mucha importancia.
El criar un hijo es saber colocar límites y barreras para que puedan demostrar responsabilidades. Así que, todo ello se configura sin duda una compleja artesanía que no todos saben ejercer.
Cuando se trata del tema de la crianza no todo suele responderse al instinto y, en la mayoría de los casos, hay quienes se dejan llevar por sus propias necesidades y carencias no resueltas.
El dejar crecer es un sinónimo de perder, por lo que el dejar ir algo es propiedad de uno. Sin embargo, los niños pueden llegar a ser un objeto de posesión que custodiar y proteger como una joya que alguien puede robar.
En pocas palabras, siempre debemos preguntarnos qué hay detrás del por qué hay padres que no aceptan que sus hijos han crecido.
No soporto que ya no me necesites
Frases como: «Querido hijo, necesito que me necesites», «con cada año que pasa te alejas más de mi» o «¿será que ya no valgo nada para ti?».
Son frases que resumen todo lo que se supone que en la mayoría de los padres, el que sus hijos se conviertan poco a poco en personas adultas y construyan su vida, es algo que los aleja de ellos.
Sin embargo, lo más complejo es que de esta manera solo lo hacen ver y para ello no dudar en hacer uso de la manipulación emocional.