Un grupo de científicos encontró un curioso y extraño hongo mutante que se desarrolló en la antigua planta nuclear de Chernobyl.
Según los análisis realizados, el hongo podría incluso consumir las ondas de radiación presentes en la zona tras el desastre y convertirlas en energía.
Este hongo se trata del Cryptococcus neoformans, el cual posee la capacidad de descomponer el material radiactivo como el grafito caliente. Un elemento que permanece activo en Chernobyl entre los restos del reactor de la destruida central nuclear.
Este hongo fue descubierto en el año 1991, pero solo hasta años recientes se lograron estudiar a profundidad sus propiedades. La profesora Ekaterina Dadachova de la University of Saskaechewan, fue la autora de la investigación sobre este organismo publicada en la revista Nature en 2007.
¿Un hongo como fuente de energía renovable?
Los primeros análisis de este hongo llevaron a los científicos a creer que este organismo emplea un mecanismo capaz de crear escudos contra la radiación, considerando que no le teme a sus efectos, sino que la atrae hacia sí.
Este increíble efecto, se produce gracias a la melanina presente en el hongo, un pigmento que también se encuentra en la piel humana. En caso de lograr extraer dicha sustancia, los expertos esperan poder utilizarla para bloquear la penetración de la radiación y luego convertirla en fuente de energía renovable como un análogo de los paneles solares.
Igualmente podría emplearse para ayudar a los pacientes de cáncer sometidos a radioterapia, dada la posibilidad de reducir sus efectos secundarios. Además de permitir a los ingenieros de centrales nucleares y pilotos de avión, operar sin el miedo constante de estar expuestos a una dosis mortal de radiación.
Para analizar las propiedades del hongo, un equipo científico liderado por Kasthuri Venkateswaran estudió este organismo en la Estación Espacial Internacional. Debido a que los altos niveles de radiación en comparación con la superficie de la Tierra.
Los investigadores esperan analizar su comportamiento en el espacio, con el objetivo de poder emplearlo en el futuro para la protección de los astronautas. Al prevenir los efectos de los rayos directos del Sol, uno de los mayores riesgos a los que enfrentan al estar en el espacio.
“Los hongos que crecen allí son hongos radiotróficos, ricos en melanina. La melanina absorbe la radiación y la convierte en otras formas de energía (incluyendo la eléctrica)».
«Nuestra investigación se centra en el uso de la melanina junto con el agua para convertir la radiación electromagnética en energía eléctrica. Esta tecnología puede encontrar su lugar en la biotecnología, ya que no es tóxica y es biocompatible” explicó el equipo de investigación.