Un estudio reveló que la cadena de volcanes conocida como el Anillo de Fuego del Pacífico, se vio afectada por una grieta que apareció hace 50 millones de años en el lecho marino
Jonny Wu, docente de geología estructura, tectónica y estructura del manto, y científico de la Universidad de Houston, es el responsable del hallazgo.
Durante su investigación, Wu descubrió, que los movimientos geológicos derivados de la grieta, causaron un estado de calma en el sistema volcánico. Estimaciones indican que este evento ocurrió al final del periodo cretáceo, tras la desaparición de los dinosaurios.
“Alrededor de la época de latencia del volcán, una grieta en la placa del Océano Pacífico subdujo o bajó el margen volcánico. La grieta estaba formada por placas que se movían en direcciones opuestas que tienden a afectar las cadenas volcánicas”, explicó Wu.
El experto considera que esta misma grieta es la responsable de la aparición de una curvatura en la estructura de la cadena de las islas hawaianas. Además de causar una época de latencia volcánica a 1.500 kilómetros entre Japón y la cordillera Sikhote-Alin en Rusia.
Tras una época de silencio, los volcanes volvieron a la vida en el Anillo de Fuego del Pacífico
Wu señaló que tras la etapa de “calma”, se registraron cambios en el magma de los volcanes. “La productividad del magma dentro de la cadena de volcanes, que una vez fue violenta, tuvo solo un tercio de su nivel anterior. En el caso de los volcanes del este asiático, la subducción de la grieta interrumpió la cinta transportadora cargada de agua hacia la Tierra profunda. Como resultado, los volcanes se apagaron” detalló.
En tanto, un grupo de científicos analizaron el magma de rocas de la era del cretácico hasta el mioceno y descubrieron que la Placa del Pacífico es un 50 % más corta de lo estimado.
La investigación del Anillo de Fuego del Pacífico reveló que la actividad de los volcanes se debe en gran parte a su ubicación, especialmente cerca de las zonas de subducción. En estas áreas, se encuentran dos placas tectónicas, que se sumergen una debajo de la otra. Es así como desde las profundidades del suelo marino se produce una fuerza capaz de incentivar la actividad volcánica.
“Cuando el agua alcanza profundidades de alrededor de 65 millas (105 kilómetros), hace que el manto sólido se derrita parcialmente y produce magma que puede elevarse y alimentar los volcanes”, concluye la investigación. El cinturón de Fuego del Pacífico, es el mejor ejemplo de este fenómeno, ya que es la zona con mayor actividad sísmica y volcánica de la tierra.