Empezar a utilizar un jabón natural puede ser muy beneficioso para la salud y el cuidado de nuestra piel, puesto que están libres de sustancias químicas artificiales. Por eso, es que garantizan un mayor beneficios dermatológico y una mejor hidratación.
Seguramente, has elaborado en algún momento uno. Pero si nunca lo intentaste y te gustaría conocer como disponer de un jabón casero y natural, es el momento de que leas esta nota, no te arrepentirás.
Los jabones naturales son un buen regalo. Incluir un jabón natural perfumado y con elementos saludables, será un gran acierto que tus amigos y familiares van a agradecer.
¿Cuál es el jabón que quieres hacer?
Existen diversas variedades de jabones naturales, cada uno posee unas propiedades específicas, de ahí que debamos saber primero a qué lo queremos destinar.
- Jabón de avena. Exfoliante y muy enfocado a pieles delicadas.
- Jabón de babas de caracol. Equilibra el ácido grado de la piel, cura cualquier irritación y ayuda a desaparecer el acné.
- Jabón con aloe vera. Protege nuestra piel, suaviza, regenera, hidrata y ayuda a desaparecer el acné.
- Jabón de rosa mosqueta. Gran cicatrizante, repara la piel dañada.
Recomendación de un jabón natural: Aloe vera y miel
Nosotros hemos hoy elegido mostrarte cómo se realiza el jabón con aloe vera y miel, ya que lo consideramos más sencillo y útil para el cuidado de nuestra piel.
Esta combinación es indispensable para la regeneración dermatológica, ya que ayuda a mantenerla sana e hidratada, luminosa y es ideal para toda la familia con este jabón natural.
Ingredientes:
- Pulpa de 4 ramas de sábila o aloe vera.
- 2 pastillas de jabón de glicerina de 250 gramos.
- 4 cucharadas soperas de miel.
- 100 ml de aceite de oliva.
- Ralladura de limón.
Elaboración:
Agarramos el bol y colocamos las dos pastillas de jabón de glicerina para poder llevarlas seguidamente al microondas. La dejamos derretirse por al menos 3 o 4 minutos así poder lograr hacer el jabón natural.
Luego cogemos la pulpa de la sábila y la ponemos en el interior del bol con las 4 cucharadas de miel y la ralladura de limón.
Luego con una batidora, a poca velocidad, vamos batiendo la mezcla mientras introducimos poco a poco el aceite tibio. Notaremos como se van mezclando todos los elementos hasta quedar una masa homogénea de bonito color brillante y con una exquisita fragancia.
Colocamos la masa en un molde ya preparado. Vértelo sobre él hasta que queden unos pocos centímetros libres, piensa que luego deberás extraerlo de ahí y te debe ser cómodo para hacerlo.
Posteriormente, lleva el molde con la mezcla interior a la nevera para que pueda cuajar correctamente. Lo dejamos un día y listo! Lo podrás ir cortando en pastillas pequeñas para el uso diario.
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