Carpintero sin hijos paga la universidad a 33 extraños con los ahorros de su vida

Un acto de bondad pura es capaz de cambiar el mundo, y así lo demostró Dale Schroeder, el carpintero

El hombre originario de Iowa, Estados Unidos, trabajó durante 67 años como carpintero y con sus más de 3 millones de dólares ahorrados pagó la universidad de 33 extraños.

Dale, fue conocido por su vida sin lujos, y es que sus conocidos afirman que el hombre, solo tenía dos pantalones y se transportaba en un camión Chevrolet oxidado. Sin embargo, precisamente, esta vida tan libre de gastos le permitió ahorra más de tres millones de dólares.

Con estos ahorros, Dale abrió un fondo orientado a ayudar, a los estudiantes de su localidad, que carecían de los recursos para pagar la matrícula de la universidad. El fondo arrancó tras su fallecimiento en 2005 y tras 14 años, se invirtió en la educación de 33 jóvenes.

El carpintero Schroeder vivió una vida alejada de lujos, por lo que no asistió a la universidad. Tampoco llegó a casarse ni a tener hijos , por lo que su dinero eran para uso personal. Hasta que en 2005 (antes de fallecer), arregló con su amigo y abogado, Steve Nielsen, el destino de sus ahorros.

“Quería ayudar a los niños que eran como él, que probablemente no tendrían la oportunidad de ir a la universidad sino por su regalo”, afirmó Nielsen a la estación de radio KCCI. “Dije: ‘¿De cuánto estamos hablando, Dale?’ Y él dijo: ‘Oh, poco más de $ 3 millones’. Casi me caigo de la silla”.

Con el dinero se formó un fondo de becas que ayudó a que 33 jóvenes pueden cumplir sus sueños de estudiar una carrera universitaria. A cambio, a los «Niños de Dale», solo se les pidió recordar a Dale.

La acción del carpintero es capaz de cambiar la vida de otras personas

Kira Conrad, una de las beneficiadas del fondo de becas, nunca olvidará el día en que abogado de Dale, le informó que su colegiatura estaba pagada.

“Crecí en un hogar monoparental y tenía tres hermanas mayores, por lo que pagarnos a las cuatro la universidad nunca fue una opción. Cuando Steve Nielsen me habló por teléfono diciendo que mi colegiatura estaba pagada, me rompí a llorar de inmediato. Para un hombre que nunca me conocería, para que me lleve básicamente a la universidad, eso es increíble. Eso no sucede”.

Sin duda la acción humanitaria proveniente del sencillo y humilde corazón de Dale, es un ejemplo a seguir. Al donar sus ahorros, el carpintero Schroeder cambió la vida de estos jóvenes, a quienes sin conocer, les permitió acercarse a sus sueños.