A los que nos dejaron sin poder decir adiós

Toda vida posee un inicio con el nacimiento y un final con la muerte, pero para muchas personas decir adiós a sus seres queridos es una experiencia cruel y dolorosa.

La muerte suele causar gran tristeza, especialmente cuando los seres queridos fallecen sin tener la oportunidad de decir «adiós» o un último «te quiero».

A lo largo de la vida todas las personas experimentan encuentros y despedidas que ayudan a su crecimiento personal. Sin embargo, para la mayoría de la población no existe un dolor similar al de tener que decir adiós a un familiar, amigo o pareja de forma definitiva.

Por naturaleza, las personas le temen a la muerte debido a que representa el final del camino de la vida. El cual puede llegar de forma sorpresiva y arrebatar a las personas que más aprecias y quieres entre amigos, familiares o pareja.

Ante el inevitable final que representa la muerte, algunas personas gozan de la oportunidad de prepararse para lo que serán sus últimos días en vida. Aunque en muchas ocasiones la muerte toca la puerta sin aviso alguno, que pueda

En estos casos las personas cercanas suelen ser los mayores afectados por la pérdida, ya que a su juicio no obtuvieron la oportunidad de decir adiós a quienes consideraban importantes en sus vidas.

Dicho remordimiento, dolor e ira se convierten en una carga negativa que acompaña al individuo y perjudica su salud física y mental. Ya que mantiene en su mente y en su corazón el adiós de su ser querido, hasta el punto de causar dolor así mismo.

El dolor de decir adiós

el dolor del adiós

Las muertes repentinas son capaces de alterar la mentalidad de familiares, amigos y pareja, debido a que carecen del tiempo para procesar el adiós definitivo. De esta forma, el duelo y el dolor suelen obligar a las personas a participar de las cinco etapas de Elisabeth Kübler-Ross.

Un sistema desarrollado por la psiquiatra que comprende la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación de la muerte. Y aunque originalmente se desarrolló para las personas que padecen enfermedades terminales o de pérdidas catastróficas.

Este sistema también puede aplicarse a quienes sufren de cambios drásticos en sus vidas como la muerte de un ser querido, divorcio o un diagnóstico médico de impacto. Por lo que actualmente es un procedimiento que se recomienda al tener que dar el adiós definitivo.

Todas las personas que se enfrentan a la repentina pérdida de un ser querido, necesitan transitar por las etapas de duelo. Con el objetivo de liberar la mente del remordimiento, la ira y el arrepentimiento.

Esto te permitirá enfrentar la muerte de esa persona especial, ya que sólo así es posible iniciar el proceso de aceptación de la pérdida. Al reconocer lo inevitable de la muerte y apreciar el verdadero valor de los recuerdos y los momentos compartidos antes de eso adiós.

Una vez que las personas se toman el tiempo de aceptar y procesar la muerte de sus seres queridos, son capaces de avanzar y disminuir el dolor que dicho adiós genera. Ya que dejan de aferrarse al aspecto negativo de su despedida y se enfocan en disfrutar de las memorias que guardan en su corazón.