Para los padres la protección de los hijos debe ser su mayor prioridad especialmente en los momentos donde necesita confiar su seguridad a otras personas.
Muchas veces el trabajo y las responsabilidades y obligaciones de un padre le obligan a dejar sus hijos bajo el cuidado temporal de familiares, amigos o pareja.
Esta decisión se debe a una necesidad derivada de la rutina y los deberes de los padres, así como de la confianza que manifiesta en las personas que forman parte de su entorno para el resguardo de su hijo.
De esta forma los padres suelen tener en cuenta a un determinado grupo de personas como su mejor opción para cuidar de sus hijos. Especialmente durante los momentos en los que se encuentran ocupados con el trabajo, enfermos, de viaje, de cita médica o al salir para un evento social o de cita romántica.
La confianza existente entre otros le brinda a los padres, la seguridad de que sus hijos permanecen a salvo y atendidos mientras realizan otras labores profesionales, sociales o personales. Aunque muchas veces, esta creencia podría generar un resultado negativo diferente del esperado inicialmente.
Esto se debe a que dejar a los pequeños bajo el cuidado de otras personas, es una apuesta arriesgada, incluso entre miembros de la familia, amigos o pareja. Debido a que muchos individuos carecen de la vocación y la pasión para educar, ayudar y colaborar con el crecimiento y la formación de los niños o atender sus necesidades y deseos.
Por lo que dicha mano amiga podría causar un mayor daño sobre la salud física, mental y emocional de los pequeños bajo su cuidado, que brindar una ayuda. Hasta el punto de convertirse en una pesadilla para los menores, quienes se ven intimidados bajo las órdenes y las normas de otro hogar y otros adultos.
Proteger a los hijos de su propio entorno
Normalmente los padres confían en las personas que forman parte de su entorno, al momento de cuidar a los niños durante las épocas de dificultad. Debido a que consideran a sus amigos, familiares, vecinos o pareja como una figura de soporte y apoyo tanto para sí mismo, como para sus hijos.
Esto se debe a que suelen visualizar a este grupo de personas, como parte de su familia y consideran a dicho vínculo como un garante de la protección de los más pequeños de la casa. Por lo que no suelen desconfiar de los familiares, amigos o de la nueva pareja que se ofrecen para ayudar y cuidar a los niños.
Sin embargo, esta confianza absoluta muchas veces se traduce en una verdadera tragedia para toda la familia, especialmente para los padres y sus hijos. Debido a que en muchas ocasiones, los “cuidadores” suelen maltratar psicológica, física e incluso sexualmente a los menores en vez de asegurar su protección.
Así lo reveló un reciente estudio según el cual, muchos de los ataques sexuales en menores suelen producirse dentro del núcleo familiar. Por lo que los tíos, abuelos, vecinos, primos, hermanos, padres o padrastros suelen ser los principales responsables de dicho crimen.
Esta investigación, es una clara señal de que a veces las personas que se encuentran cerca de los padres y contribuyen con el cuidado de los pequeños, pueden convertirse en sus peores torturadores. Debido a que su supuesto deseo de ayudar esconde su propio interés de causar dolor en otros sin importar si se trata de un menor a su cargo.
Es por ello que es tan importante que los padres concienticen la gravedad de esta situación, dado que muchas veces quienes tienen la capacidad de causar mayor daño físico, mental o emocional a los niños, son aquellas personas que se encuentran cerca de ellos.
Confiar en una nueva pareja para el cuidado de tu hijo, es una estrategia que permite la interacción entre ambos y consolida su relación como nueva figura paterna o materna dentro de su vida. Sin embargo, este proceso no puede realizarse sin las precauciones adecuadas por parte de los padres.
Motivado a que lo que parece un acto de bondad, entendimiento, empatía y ayuda, puede esconder un turbio interés de aprovechar, manipular y someter a los pequeños.
Causando graves heridas en su autoestima y confianza, al tiempo que perjudica su desarrollo emocional, tras este tipo de experiencia negativa que deteriora su propio crecimiento personal y social. Debido a que quienes le causaron daño, eran individuos a quienes consideraba su propia familia.