Los primos son un vínculo familiar bastante común que posee un gran valor para el crecimiento y desarrollo de cada niño, especialmente de aquellos que son hijos únicos.
Los lazos familiares más cercanos para los más pequeños de la casa, tienden a ser con sus padres y hermanos. Sin embargo, cuando en la familia existe un hijo único, los primos son quienes asumen ese rol de guía, compañía y figura a la cual querer imitar.
Esto se debe a que son un vínculo que no se rige totalmente por la dinámica familiar basada en el respeto. De esta forma, normalmente los primos se convierten en el primer grupo de amigos que poseen los niños. Brindando esa sensación de compañerismo, seguridad, complicidad y travesura.
La presencia de los primos durante el crecimiento de cada niño le garantiza aventuras, risas, desafíos y recuerdos que permanecen en la adultez. Y es que este lazo de amistad normalmente se mantiene incluso en la vejez, por lo que con el tiempo, tus primos se convierten en los amigos de tus hijos.
Los primos, el paso inicial hacia la sociedad
El círculo social de cada niño durante los primeros años de vida se limita a la familia inmediata y amigos cercanos de sus padres y otros adultos. Por lo que la presencia de tíos, abuelos, hermanos y primos representa la primera interacción social que ayuda a los más pequeños a relacionarse con otros.
La interacción con los primos, hace que con el tiempo, los niños desarrollen un sentido de amistad y de compañerismo, facilitando en el futuro, conocer y establecer nuevas amistades en la escuela y por ende a lo largo de la vida.
Aunque tengas tus propios hermanos mayores, los primos normalmente adoptan esa figura de poder y responsabilidad, que nos acompaña a realizar travesuras de forma segura. Que celebran nuestras alegrías como si fueses suyas, protegiéndonos de los extraños y llevándonos de la mano en el camino de la vida, paralelo a la labor que realizan nuestros padres.