Al alcanzar el éxito en la vida, muchas veces las personas olvidan lo que es ser humilde, menospreciando e ignorando a quienes no comparten su estatus social.
Normalmente esta actitud que lo aleja de comportarse humilde con las personas de su entorno, tiende a manifestarse tras ser reconocido a nivel profesional por su trabajo.
Debido a que tras adquirir un nuevo cargo y por ende un mayor “poder”, los individuos tienden a modificar su sentido de la perspectiva sobre otras personas. A quienes lejos de ver como compañeros y aliados, se convierten en seres “inferiores” ya que no comparten su mismo nivel económico y social.
Un clásico ejemplo de ello ocurre entre la marcada diferencia entre pobres y ricos. Donde se puede evidenciar un claro comportamiento de menosprecio de parte de quienes se encuentran en la cima de la escala social hacia sus similares, que se encuentran escalones más abajo.
Un concepto bastante difícil de combatir, ya que las personas tienden a asumir que el dinero y el estatus social deben reflejarse en el comportamiento. Es por ello, que comúnmente quien está por encima de otros, rara vez se muestra educado y humilde.
Ser humilde no necesita de cargo o posición social
Esta creencia que gran parte de la sociedad toma como una verdad y un parámetro a seguir, en realidad representa una mala concepción del poder. Y a su vez demuestra, el deseo del ser humano de dividir a otros en base a posición social y estatus, en vez de favorecer un comportamiento solidario y humilde.
Sin embargo al final del día, tanto ricos como pobres, el empleado más nuevo y su multimillonario jefe y todas las personas del mundo son simplemente eso: Seres humanos. Con las mismas características y potencial para ubicarse en la cima, en el medio o en la zona más baja de la escalera social.
Después de todo, ni si quiera la persona con mayor poder y dinero, puede saber lo que le depara el futuro. Por lo que mantenerse a ti mismo en una fantasía de superioridad y evitar ser humilde con las personas de tu entorno, podría jugarte en contra en algún punto de la vida.
Ya que a nivel esencial, todas las personas poseen el mismo valor e importancia y el cargo dentro de una empresa y estatus social no te hacen mejor o peor persona. Al contrario, tus actitudes y comportamiento altanero, creído, arrogante y para nada humilde, es lo que otros asocian a tu imagen y personalidad.
Especialmente considerando que el simple hecho de ser amable, educado y humilde con las personas de tu entorno, son gestos que no se relacionan ni afectan tu “poder”. Dado que son demostraciones de respeto y consideración hacia otro ser humano, que al igual que tú, piensa, siente y se emociona.
El estatus social y el poder no pueden dictaminar tu comportamiento ni tienen algún efecto sobre la calidad de persona que eres. Debido a que eso depende únicamente de ti, de tu humildad, entendimiento y respeto hacia los demás. Sin enfocarte en si está por encima o debajo de ti, sino en el hecho de que es otro ser humano y un similar a ti.