Los expertos prevén que en un futuro no muy lejano el incremento de las temperaturas y la humedad van a provocar estrés térmico en una cantidad de personas que superaría por mucho a las que actualmente sufren de dicho estrés.
Este tipo de estrés es definido como la incapacidad que tiene el cuerpo para regular la temperatura interior en un nivel normal cuando la temperatura exterior es alta. En situaciones controladas ocurre que al aumentar la temperatura exterior el cuerpo del ser humano tiene la capacidad de refrigerarse a través de la sudoración. Entonces la evaporación de ese sudor es lo que enfría nuestra piel y permite mantener una temperatura corporal de 37ºC aproximadamente.
Ahora bien, cuando tanto la temperatura como la humedad aumentan de forma externa y por un período de tiempo prolongado, el organismo es incapaz de solventar o compensarlo y es entonces cuando podemos caer en un estrés térmico. No son graves las consecuencias siempre y cuando la temperatura interna del cuerpo no esté por encima de los 38ºC, en la mayoría de situaciones es muy común la presencia de calambres. Pero si la temperatura está por encima de los 40ºC, entonces si se corren graves complicaciones como por ejemplo el agotamiento, el golpe de calor, y daños en el cerebro y otros órganos vitales, incluso la muerte o daños muy severos si esto no es tratado a tiempo.
De acuerdo con las investigaciones desde el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el incremento de la temperatura del planeta debido al cambio climático, podría ocasionar que la temperatura de nuestro cuerpo aumente rápidamente sobre todo en aquellas personas que viven en las zonas afectadas.
Como conclusión de esta investigación el estrés térmico es la causa de varios efectos patológicos debido a una acumulación de calor en el cuerpo.
El estudio de la Universidad de Rutgers muestra que los afectados pueden sobrepasar el millón de personas cada año si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen al ritmo actual. Este es el primer estudio sobre estrés térmico que tiene en cuenta la humedad. Además de incluir otros factores como la velocidad del viento, el ángulo de incidencia de la luz solar y la radiación infrarroja.