La persona altamente sensible en una familia emocionalmente negligente

Una persona sensible está obligada a crecer en el seno de una familia emocionalmente negligente. Ni los padres, ni hermanos tienen el porqué compartir con este rasgo de personalidad, lo cual conlleva a muchos casos a ser una figura incomprendida.

Las emociones son sin lugar a dudas el primer idioma de la personas altamente sensible. Sin embargo, el hecho de nacer y crecer en un entorno alto o nada hábil en este tipo de lenguaje, supone experimentar una primera forma de abandono.

El no sentir esa validación emocional provoca que de algún modo, los niños lleguen a creer que efectivamente, hay algo negativo en ellos.

Carl Jung describió en su día que la personalidad altamente sensible como alguien que procesa su realidad de un modo diferente, gracias una sensibilidad innata y particular.

Por tanto, no hay nada negativo en este 20% de la población. Estudios como el llevado a cabo, nos explican que sus cerebros son algo más excepcionales que los de la mayoría.

Una persona altamente sensible presenta una variación genética llamada ADRA2b, la cual influye en un tipo de neurotransmisor muy concreto.

De momento, no hay estudios que nos demuestren que este rasgo de personalidad sea hereditario. Lo cual, puede verse la circunstancia de que muchos niños se sientan incomprendidos desde épocas muy tempranas.

Familia emocionalmente negligente y efectos de una persona altamente sensible

sensible

Una familia negligente no solo no es consciente de las necesidades de sus hijos. Además, ignora intencionalmente, y son interferidas en ellas y hasta las sanciona.

Este tipo de experiencias son cómo el oleaje de un feroz océano embistiendo una costa: la transforma poco a poco, deja grietas, oquedades profundas en las rocas e impide incluso el que no pueda crecer la flora autóctona de la tierra.

Los niños que son altamente sensibles sufren esto mismo. No solo se les permite ni comprender, ni validar, ni potenciar sus maravillosas virtudes. Ya desde los primeros años asumirá que el mundo, es demasiado ruidoso, agresivo y frío, sin duda un escenario al cual deben protegerse.

La sensibilidad no es una debilidad

Las familias emocionalmente negligentes envían un mensaje claro a sus hijos: tú eres diferente y en ti hay algo negativo que debes corregir. Así es como nacer siendo un amante de la pintura o la música.

Este tipo de padres y madres pueden llegar a impedirles que tengan acceso a las pinturas, a un instrumento musical e incluso a la propia música.

Los efectos de este tipo de conductas son sin duda inmensos:

  • Retraimiento social
  • Aumento en la vulnerabilidad
  • Problemas para establecer relaciones
  • Baja autoestima
  • Problemas para aceptar identidad y desarrollo de una personalidad segura y madura

Acerca del autor

Pedro Lisperguer

Más conocido como Lysander, es Autor, Blogger Apasionado, Facilitador Mindfulness y Desarrollo Humano, además es Seo en Sensei digital Agencia de Marketing dedicada a crear y promover proyectos que aportan valor a la sociedad.

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