La sociedad moderna durante los últimos años ha desarrollado un extremo interés en la industria de la moda, hasta convertirse en adicta a las nuevas tendencias
El Instagram –una fuente inagotable de imágenes de referencia y estilos- y altamente enfocada en adorar a celebridades y artistas del medio audiovisual en base al estilo y apariencia que luzcan.
Esto ha generado, que la ropa se haya convertido en el artículo de mayor consumo. Representando así un beneficio monetario para la industria, un dolor de cabeza para el bolsillo. En una forma de acumulación para los compradores compulsivos sumergidos en este mundo. Quienes tienden a llenar los closets con ropa que no usan, y de la cual se deshacen por kilos cada año.
De hecho, una reciente investigación acusó a la industria textil, de representar un peligro para el mantenimiento del ecosistema. Esto debido a que es una de las industrias que mayor contribuye al calentamiento global, con un estimado de más de 1.200 millones de toneladas de emisiones de gases invernadero en tan solo un año. Superando incluso a todas las aerolíneas y a las empresas de paqueterías juntas.
La moda es sinónimo de contaminación
Uno de los elementos más usados en esta industria son las microfibras de plástico. Las cuales se pueden acumular en los océanos, llegando a contaminar el mar y representando un peligro para la vida marina y para los seres humanos. Además, de otros elementos como fibras sintéticas producidas con petróleo, fertilizantes y otros químicos.
Ante esto podemos concluir, que la incesante fabricación de prendas de vestir con materiales provenientes de recursos no renovables. Esta representa una amenaza para la salud del planeta.
Por ello te recomendamos revisar a profundidad tu closet y controlar el deseo de adquirir cualquier ropa nueva que salga en el mercado. Seguro que tienden prendas guardadas que aún te sirven de lujo o que puedes donar y contribuir con el reciclaje y con aquellos más necesitados.