Tu forma de describir a los demás o valoras demuestra parte de lo que es tu personalidad. Sin duda, son pinceladas sutiles pero evidentes de lo que define tu identidad y autoestima.
Esto es algo que podemos notar a diario y que sufrimos cuando nos llegan a atribuir algún rasgo que no tiene nada que ver de lo que somos nosotros.
No puedes negar que en algún momento haz hecho algún juicio de otras personas con las que diariamente nos cruzamos. Sabemos que hacerlo es una necesidad más que evidente de nuestro cerebro para poder controlar el entorno y saber a qué debemos atenernos.
Por tanto, ante este proceso psicológico es controlado por medio de la amígdala, en su habitual propósito por poder garantizar nuestra superviviencia.
En un estudio publicado por Journal of Neuroscience, lo cual explica que esta estructura cerebral es valorada en algunos milisegundos si se trata de alguien en la que confiamos o no. Sin duda, algo que debemos evitar.
En pocas palabras, podemos decir que para nuestro cerebro la primera impresión significa todo. Sin importar, que exista pequeños matices.
Por lo que, la amígdala cerebral realiza una valoración acerca de si alguien puede ser de confiar y que compagine con nuestra personalidad.
Tu forma de hablar de los demás dice mucho de ti
Según un proverbio chino asegura que puedes aplastar a una persona solo con el peso de tu lengua. Sin embargo, una gran verdad es que los movimientos de la lengua pueden generar tanto daño como estragos. Sin duda, es algo que la mayoría vemos a diario.
Nosotros nos comunicamos con los demás con los procesos de socialización que nos enseñaron. Así que durante estas interacciones generalmente nos mostramos amables y correctos.
Sin embargo, existe algo que no podemos evitar, el ejercicio de la crítica, la etiqueta, desprecio y la ofensa. Por eso, abundan perfiles que gustan atribuir rasgos negativos a los demás.
Es importante que tengas en cuenta que la forma en que describes o te expresas de los demás, te define, y mucho. Ten presente que somos los que decimos, cada cosa en la que inferimos y lo que proyectamos a quienes están en nuestro alrededor.
Etiquetas despectivas son igual a las gafas oscuras
Las personas que van por la vida con unas gafas oscuras y con su mirada miope en movimiento son personas que las debemos desconfiar. Estos perfiles se dejan llevar por estereotipos y no pueden ver más allá.
Por lo general, son personas que desprecian, cosifican, critican y burlan a quienes no son. Por lo que, piensan y sienten como ellos. Aquellos que siempre hablan o ponen etiquetas negativas y críticas, son personas que evidencian el menudo vacío interior donde falta la autoestima.
Hora de practicar la afiliciación que es igual a la gafas rosas
Hay personas que emiten menos juicios, las cuales eras las que mostraban más habilidades de la afiliación.
Los individuos que se caracterizan por ser más positivas, optimistas y con una excelente autoestima que dejan llevar tanto por las valoraciones previas que realizamos a los demás y tratan de preferir el tomar el control y establecer la cercanía.
El momento de permitir quien está a un lado y el uso de las valoraciones, etiquetas e inferencias con poca solidez. Por lo que, las posibilidades de afiliación aumentan y las personas que nos rodean lo notan.
Si creas nuevas amistades sólidas, lo que te permitirá dar forma a entornos más respetuosos con muchos prejuicios. Así podrás permitirte generar mayor sinergia con las personas que te envuelven.
En fin, una mirada siempre tratará de despertar ese sentido de humildad e interés, lo cual captará muchas más cosas que esos ojos habituados a vivir en su propia oscuridad.