El miedo es una de las emociones más difíciles de aceptar, procesar y superar, ya que tiende a afectar directamente la estabilidad mental y emocional de la persona afectada
Llegando a derivar en otros males como el sufrimiento, el dolor, hasta el punto de perjudicar la autoestima, la confianza y hasta el sueño.
Nuestra sociedad actual se ha formado bajo la concepción de que los bienes, representan a la persona que los posee, orientando a la mayoría de los seres humanos hacia el consumo y a la necesidad de poseer propiedades o artilugios cada vez mejores. Aun si estos no son realmente necesarios.
Debido a esta concepción. Las necesidades y los bienes pueden llegar a causar el temor de la perdida de aquello que posees (casa, trabajo, familia, pareja, amistades, dinero).
Sin embargo, debes tener en mente que todas las personas llegan a sentir miedo alguna vez en la vida, y que de ti depende aprender a utilizarlo a tu favor, como factor motivador o si dejarte consumir por los pensamientos negativos que genera el miedo en ti.
Usualmente, las personas con gran sed de poder, utilizan el miedo como su método preferido para manipular, intimidar y doblegar a aquellos que se le oponen. Por ello a lo largo de la vida podrás encontrar a distintas figuras de autoridad que hacen uso de este sentimiento para lograr un objetivo. El cual puede llegar a dar resultados positivos o negativos, dependiendo del interés y el actuar de dicho individuo.
Al quedarte sin nada también pierdes el miedo
Todas las personas temen a perder aquello que les resulta importante, pero en ocasiones, el perder todo también puede llegar a significar un nuevo inicio. Al arrancar desde cero y dejar atrás las cosas que atesoras en demasía, terminas suprimiendo la sensación de miedo. Es que quien no tiene nada que perder, no tiene nada que temer.
En ocasiones nos enfocamos tanto en proteger aquellas cosas valiosas que terminamos ignorando si valor real. Convirtiéndonos en unos acumuladores acosados por el fantasma de la perdida de cosas, que quizás, no necesitas para seguir adelante.
“No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”.
Esta frase popular puede pasar desapercibida para muchas personas, pero su mensaje es bastante contundente. Y es que vivimos ahogados en el consumo, en las nuevas tendencias, la moda, el lujo, envidiando a quienes poseen mejores trabajos, coches, teléfonos, sin detenernos a valorar su real importancia.