Por lo general, damos por sentado que los niños que se portan mal, lo hacen para llamar la atención de las personas que los rodea.
A pesar de que muchos han integrado en su repertorio mental esta idea como una verdad absoluta. Sin embargo, el asumir que toda conducta infantil es disruptiva o negativa se forma a partir de un deseo por extraer la mirada del adulto, algo que no siempre es correcto.
Tal vez en algún momento esa sea la intención del niño, pero hay ocasiones en que detrás de ese mal comportamiento hay una emoción mal gestionada. En otros casos, tenemos pequeños que no tienen límites alguno, ya que no no saben distinguir lo que está bien y lo que está mal.
Aunque para el buen desarrollo de toda criatura sea necesaria la atención y la validación de sus padres. detrás del comportamiento desafiante o agresivo existen realidades que debemos comprender para poder saber responder con afecto e inteligencia emocional.
¿Se portan mal para llamar la atención?
Son muchos los papás que dan por sentado que los niños se portan mal solo para llamar la atención. En este caso, la mejor estrategia es ignorarlos. Al final, no se puede estar todo el tiempo haciéndoles caso cada vez que gritan o tienen alguna rabieta.
Ideas como estas son un auténtico cajón desastre que termina perjudicando el desarrollo psicoemocional del niño. El ignorarlos solo hace que se invisebilice sus necesidades. Así como, el no preocuparnos por saber qué hay detrás de esa rabieta o comportamiento negativo es descuidar aquello que nos están pidiendo y que no queremos ver.
Mal comportamiento es una respuesta a una educación sin límites
No quiere decir que todos los niños se portan mal para llamar la atención. Algunos solo quieren hacer lo que se les antoja en el momento, sin límites, como: romper juguetes, coger el móvil de los padres para jugar, ordenar su habitación, etc.
Un comportamiento negativo se efectúa por una falta de límites o normas ya preestablecidas.
El poner límites de una manera clara revierte en su bienestar psicológicos. Es así como aprenden a relacionarse mejor con el mundo, para así poder tener claro qué es lo que está bien o mal.
Empatía, amor y disciplina no es lo mismo que ser permisivo. Esto es un ejercicio de equilibrio y coherencia.
Llamar la atención es la frase para justificar el comportamiento infantil
Si grita en el supermercado o inicia alguna rabieta y se portan mal es porque quiere llamar la atención. Los niños están en un rincón y que no responden cuando se les llama, puede ser sinónimo para llamar la atención.
Esta idea parece estar justificando cualquier comportamiento fuera de lo normal. Sabemos, cualquier pequeño anhela tener la atención de sus progenitores las 24 hora del día. Nada puede ser tan gratificante para ellos.
Las necesidades de los niños son múltiples y no podemos responder ante ellos de la misma manera. Por lo que, el cerebro infantil demanda atención, afecto, orientación, apoyo, comprensión y ayuda. Por tanto, comprender qué hay detrás de cada conducta y dar siempre la respuesta más adecuada.
Así que si el papá o mamá no atienden al llanto esa rabieta y se portan mal es considerada como búsqueda de atención, lo más probable es que ese niño se sienta indefenso e incomprendido que repita de nuevo esa conducta.