Una mascota es un animal de compañía y una responsabilidad para su cuidador quien posee el derecho a solicitar un permiso laboral para atenderle.
Las mascotas normalmente son consideradas como miembros de la familia, por lo que su cuidado, alimentación y salud representan una prioridad para sus dueños.
Es por ello que cuando los animales se enferman, todos en la casa se preocupan y hacen lo imposible para curar su malestar.
Ya que una mascota enferma tiende a afectar negativamente el humor y estado de ánimo de todos los miembros de la familia. Quienes dedican esfuerzo, tiempo y dinero en buscar la solución a la problemática que afecta a ese preciado ser que alegra sus vidas.
Sin embargo, en la vida real existen factores externos que pueden afectar e incluso interponerse durante el cuidado de tu mascota. Especialmente cuando se trata de las responsabilidades con tu trabajo o estudio y sus horarios apretados.
Y es que aunque para cada persona su mascota es una parte importante de su mundo. Existen muy pocas ocasiones donde una situación justifica el faltar a los deberes en el trabajo o estudio.
Normalmente el permiso que te permite excusarte de estas labores se entrega cuando enfermas o cuando tus hijos o padres requieren de tu cuidado por cuestiones de salud. Un caso en el cual las mascotas no tenían participación al menos hasta un caso reciente que inició el cambio en esta área en específico.
El derecho al permiso laboral para cuidar de tu mascota
El increíble evento ocurrió en Italia donde una mujer logró conseguir dos días de permiso para faltar a su trabajo con el objetivo de cuidar de su mascota. Se trata del caso de Ana y su perrita Cucciola de 12 años que requería de una operación urgente y cuidado post-operatorio.
Respaldada por su buen desempeño y labor en la biblioteca de la Universidad La Sapienza de Roma, Ana solicitó formalmente unos días de permiso para cuidar de su mascota. Sin embargo y para sorpresa de ella, sus superiores negaron inmediatamente su petición.
Ante la estresante situación que vivía con su mascota, Ana faltó a su trabajo para cuidar de su perrita, conociendo las posibles repercusiones tras esta decisión. Y es que tras su regreso a la biblioteca sus jefes le informaron sobre el descuento de pago por los días que faltó ya que no contaba con una excusa válida para faltar.
La mujer enfurecida por la injusticia de sus jefes acudió a la Asociación Protectora de Animales de Italia donde presentó su caso. Donde recibió la ayuda y guía de Gianluca Felicetti, presidente de la organización quien le indicó que renunciar al cuidado de su mascota representaba un delito, por lo que su falta representó una falta justificada que debía ser remunerada.
Considerando que según algunas sentencias del Tribunal Supremo del país, el no brindar cuidados a una mascota se considera delito de abandono y trato inadecuado. Lo cual puede conllevar a una pena de hasta un año en prisión y multas que van desde 1.000 hasta 10.000 euros por abandono.
Con esta información y en compañía de Felicetti, Ana logró que sus jefes le retiraran la falta además de reconocer sus dos días de ausencia como remunerables.
La posibilidad de cambiar la visión del mundo sobre las mascotas
La decisión de Ana de pelear por su derecho al permiso laborar para cuidar de su mascota es una acción que se espera sirve como ejemplo para otros trabajos en todo el mundo. Lo cual brindaría una mayor protección para las personas como para las mascotas, las cuales también necesitan cuidados y atención médica.
Ya que para muchas personas las mascotas tienden a ser tan importantes como cualquier miembro de la familia. Por lo que su cuidado no debería representar un castigo (en este caso una falta no remunerada en sus labores) para el humano responsable de dicho animal.
Y es que en el caso de acudir al trabajo ignorando la salud de su mascota, una persona podría enfrentarse a cargos judiciales, multas e incluso la cárcel. Mientras que al faltar al trabajo, pone en riesgo su fuente de ingresos, lo cual representa una encrucijada sin una respuesta correcta.
Es por ello que pequeñas batallas como la que realizó Ana por su mascota, podría lentamente cambiar la percepción de las mascotas para las empresas y fuentes de trabajo.
Al reconocer su importancia en la vida de sus empleados y así plantear alternativas que permitan cuidar de sus mascotas sin que represente una amenaza para la estabilidad monetaria de la persona.