Las heridas son evidencia de nuestro tránsito por el camino de la vida
Algunas son más profundas que otras, algunas dejan secuelas mientras que otras permanecen abiertas durante un largo periodo de tiempo.
Sin embargo, por muy difícil que parezca es necesario aprender a sanar, para lograr que estas cicatricen y nos permitan avanzar.
Toda experiencia tiende a marcarnos, pero tendemos prestarle atención a aquellas que dejan cicatrices, dado que son más fáciles de identificar y de ser afectados por las mismas. Aunque sería ideal vivir en un mundo sin ser heridos, esto no es más que una utopía, además de negar el aprendizaje y evolución que representa cada cicatriz obtenida.
Aprende a sanar tus heridas
Tanto las heridas emocionales como las físicas necesitan recibir tratamiento, dado que al ignorarlas, se convierten en un problema aún mayor. En este artículo te señalaremos los pasos necesarios para iniciar el proceso de sanación de las heridas emocionales que posees:
Encuentra las heridas y su origen
Identificar la raíz del dolor es importante para comenzar a superar dicho trauma, para ello es obligatorio analizarte a ti mismo. No tengas miedo de sentirte vulnerable y de hablar de tus propios problemas por muy grandes o pequeños que sean.
Evalúa la gravedad de la herida
Valora la gravedad de la herida, este paso debe realizarse de forma fría y calculadora, ya que a veces nos sentimos afectados por heridas leves, y esto se debe a nuestra percepción del problema, por lo que podríamos llegar a la exageración de forma inconsciente.
Inicia el momento de curar
Sin duda el paso más doloroso de todos, es cuando debemos – de forma figurada – añadir medicamento sobre la herida. Este a su vez es el paso más importante, ya que acá es cuándo decides enfrentarte y superar todo aquello que te causa dolor.
Cicatrizar
La cicatrización de la herida no tiene un tiempo establecido, ya que dependerá de la gravedad de la herida y del cómo te afecta, por ello puede tardar días o meses dependiendo de cada persona. Tampoco se trata de un proceso milagroso, dado que es el momento de seguir adelante, de avanzar y no dar vuelta atrás.
Si recuerdas que las heridas no son objeto de vergüenza, y que todos ya hemos sido heridos en algún punto de nuestra vida. Lo importante es aceptarlas y obtener todo el aprendizaje que se pueda de ellas, para así no repetir dichos errores ni vivir atrapados en una burbuja llena de dolor.